domingo, 14 de noviembre de 2010

Acaba el fin de semana y todos nosotros colocados...

En realidad no hemos tenido que esperar a la llegada del fin de semana, pues este jueves pasado ya se confirmaba: ¡ya estamos todos colocados en las empresas para hacer las prácticas!

Los últimos en conseguir un lugar han sido Javi y Eva, que han tenido mucha suerte y han acabado trabajando en Kew Garden (trabajo relacionado con la botánica) y que además colaborarán como voluntarios en otra asociación de vida salvaje. ¡Felicidades y a salvar especies!

Antes que ellos, Irene consiguió colocarse en una ONG dedicada a luchar contra el uso de los pesticidas (¡a por ellos capitán planeta!), y Lorena encontró su sitio en el Museo de Händel (donde, para aquellos que no lo sepáis, vivió una temporada James Marshall, también conocido como Jimi Hendrix, un chaval que por lo visto tocaba la guitarra).

Yo por otro lado estaré colaborando estos meses con el diseñador italiano Michele Camerlengo, ayudándole (o al menos voy a intentarlo) en un proyecto bastante interesante pero que es alto secreto y si os contara algo más tendría que mataros. Ya os iré informando según vaya evolucionando.

Esto arranca... ¡Deseadnos suerte!

martes, 2 de noviembre de 2010

Hallowen Night en Central London

Halloween tiene su origen en una antigua tradición celta.

Cuando terminaba el verano y con él la época de cosechas, la luz daba paso a la estación oscura en la que los antiguos celtas celebraban su festividad de Año Nuevo, que era conocida como Samhain. Se creía que con la llegada del Samhain, la separación entre el mundo de los vivos y los muertos se estrechaba, haciendo posible que los espíritus (buenos y malos) vinieran a visitarnos. Los espíritus de familiares eran bien recibidos y homenajeados, pero a los malos espíritus es mejor tenerlos lejos. De ahí proviene la tradición de usar trajes y máscaras para ahuyentar los malos espíritus en la noche de Halloween.
Tal vez debería traducir esta entrada al inglés para que algún Inglés despistado que acabara por azar en este Blog pudiera conocer esta historia, ya que parece sorprenderte que a pesar de ser una tradición originaría de la antigua Britania, aquí son muchos los que piensan que nació en los Estados Unidos.

Tras este breve apunte cultural os cuento que tal fue la noche de Halloween.

Decidimos ir al centro de Londres ya que Ealing se nos antojaba pequeña para semejante celebración.
Esta decisión hizo que muchos de los componentes del grupo se cayeran de la convocatoria, alegando preocupación extrema por el estado de las arcas: no les culpo.
Salir por el centro de Londres es bastante caro, hecho que ya conocíamos el resto del grupo pero que no pudo detener nuestras ansías de vivir la fiesta en el lugar que la vio nacer.

Aún no habíamos puesto un píe en la calle, saliendo de la boca del metro, cuando nos asaltó un señor llamado Atila (si, el rey de los Hunos) que aguardaba agazapado el paso del grupo de extranjeros incautos e ignorantes para venderles la moto. Y nos la vendió, si señor. La oferta no era mala, nos ofrecía la entrada en un club de la zona por solo 10 libras, con la opción de poder cambiar de pub cuando quisiéramos (dentro de una lista selecta de clubs, por supuesto) con solo mostrar el sello que te estampan en la mano cuando sales. Además me pareció entender que este club disponía de una planta superior en la que se podía fumar (porque no se si os lo he dicho, pero aquí no se puede fumar en los pubs, ni clubs, jajajaja), lo cual nos daba bastante igual ya que ninguno de nosotros fuma...

Compramos las entradas en un establecimiento que parecía homologado (a pesar de estar todo en orden, no dejábamos de tener la mosca detrás de la oreja, pero es que lo de poder movernos de un lado a otro nos sedujo...) y el monarca de los singulares nos condujo hasta la puerta del club para que no tuviésemos problemas de ningún tipo. Aquí es donde averigüe el nombre de este elemento, pues tras dejarnos pasar los porteros, le comentamos al encargado de picarnos el billete el tema de la movilidad entre clubs, a lo cual nos respondió: "What?". 

Cagada.

"Fuckin´bastard!". 

Nos mostró el nombre del club en la entrada y nos dijo que solo valía para ese en concreto, y que podíamos entrar y salir cuanto quisiéramos, pero solo en aquel. Al dar la vuelta a la entrada, a la cual ya había sometido en el momento de adquirirla a un exhaustivo examen de autenticidad consistente en ponerla al trasluz y ver todos los colorines y brillantina que había en ella, pude ver como en una esquina en letra muy pequeña podía leerse escrito a lápiz "Atila". ¡Ese nombre se me quedó grabado a fuego y no desaparecerá de mi mente hasta que encuentre mi venganza!. 

"You will die mother#$%@&".

Superando el trauma, entramos en el club. La verdad es que estaba bastante bien, espacioso, buena música y bien decorado con temática de las pelis de "Saw" (que no pararon de proyectar en toda la noche en las pantallas de televisión que habían situadas tras la barra). Los porteros en su linea, amabilísimos a pesar de las payasadas de la gente. Aquí , por ejemplo, no ponen problemas para entrar a pesar del aspecto que lleves. Para muestra un botón.

No termino de acostumbrarme a los horarios de comida

El lugar comenzó a llenarse al poco de entrar nosotros y se puso bastante bien. La música genial, y me encontré con un grupo de zombies a los que me acerqué, pues somos mucho de hacer amistades entre nosotros, que resultaron ser de Matalascañas. ¡Colonizando U.K., lo que yo os diga!

Ya os he dicho que salir por el centro es caro. Pensaréis que exagero y que todo depende de cómo te lo montes, pues bien: Las 10 libras de la entrada no incluyen consumición, preguntamos por un ron con cola y nos pedían 14 libras, y llegado un momento de la noche recogieron todas las mesas para que cupiera más gente y obligaban a todo el mundo a llevar los abrigos al guardarropa (¿Gratis?, no, ¡2 libras!). Y cuando digo que te obligan, es que te obligan. Cada 2 ó 3 minutos pasa un portero y te señala las cosas con cara de mala ostia y no te dejan hasta que te las llevas. ¡Para volverse loco!

¡¡No me comas más la cabeza, que ya voy!!

El viernes cuando salimos por Ealing nos pasó lo mismo con la ropa, solo que esa vez fue solo una libra lo que tuvimos que pagar por el servicio. En realidad, al final te alegras de dejar tus cosas en el guardarropa, porque no tienes que preocuparte por ellas y puedas moverte con mayor comodidad cuando todo está lleno de gente. Esto que os cuento es muy común aquí, porque a nadie parece extrañarle y van sin rechistar a llevar sus pertenencias al guardarropa. 

Cuando acabamos en al club comenzó otra odisea en busca del autobús que nos llevaría a casa, que hubiera desquiciado al mismo Ulises. Preguntamos a un chofer de autobús y a un policía, y al final tuvimos que recurrir a nuestro instinto para encontrar la parada del bus que nos llevaría a nuestro destino.

I survived my first Halloween!

Otra cosa de la que habréis de disponer si venís a Londres y queréis salir por el centro es paciencia: Las paradas que te dicen que están "ahí" nunca lo están, el autobús que está "a punto de llegar" nunca llega, y el camino de vuelta es un quebradero de cabeza (aunque tendréis tiempo de pensar en casi una hora que dura el trayecto) para ver en que parada has de bajarte y cuales son tus opciones para llegar a casa una vez que llegues a ella. ¿Os he dicho que necesitaréis dinero? Porque lo más probable es que cuando lleguéis a la parada tengáis que coger un taxi, y os aseguro que el trabajo de taxista está mejor pagado que el de barman.

¡Una y no más, Santo Tomás!

Halloween, ¡hasta el año que viene!